LA PROTESTA SOCIAL ENTRE LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD
LA PROTESTA SOCIAL ENTRE LA MODERNIDAD Y LA POSMODERNIDAD
La periodicidad de las marchas en América Latina y Colombia se ha incrementado de forma alarmante. A partir de la articulación de movimientos y representaciones de múltiples sectores, surgen peticiones reivindicativas específicas y discursos que denotan la aparición de nuevas interpretaciones sociales. Estos movimientos que acusan circunstancias de opresión y alienación, esgrimen banderas emancipadoras desde las cuales rechazan los valores y realidades percibidos como modelos de sociedad para emular y adicionalmente, enfilar sus energías contra el orden social y los intereses de las mayorías. Para comprender las circunstancias del estudio de la protesta social como expresión sociopolítica se hace necesario abordarlo desde el planteamiento de un cambio de época.
Desde esta perspectiva, el cambio de época (y no la época de cambio) corresponde a la reinterpretación de la utopía marxista que valiéndose del rechazo a la modernidad, a la racionalidad hegemónica y al vínculo entre democracia y neoliberalismo (como artífices de un proceso homogeneizador que ha condenado a la humanidad a un estado de alienación, cosificación y depredación); fundamenta el proceso emancipador.
En este sentido, identificada la crisis de la modernidad, desde la posmodernidad y en los términos del sociólogo Daniel Bell, hace un devenir social determinado por la correlación entre política, cultura y estructura social se concreta la expresividad cultural, donde se construyen renovadas versiones del mundo y realidades políticas, económicas y sociales que, tomando las emociones como eje central de la lucha cultural, estructuran todo un entramado de frustración e indignación que estimula el rechazo a las tesis positivistas y modelos institucionalizados.
Por otra parte, los nuevos sujetos de la revolución adoptan el relativismo social como una alternativa que desde la intersubjetividad elabora nuevas realidades con las que pretenden romper el consenso construido por el paradigma hegemónico a partir de las verdades universales que fueron estructurados por los aparatos ideológicos de la pasada generación.
De esta manera, como menciona Luis Núñez, escritor y periodista, el proceso emancipatorio que privilegia lo cultural se sitúa en el seno de la sociedad civil como un escenario en el que las luchas por la realidad, los valores y la realización del sujeto confronte desde la praxis todo vestigio de trascendencia. Por lo que la familia, la iglesia, los partidos, las agrupaciones, las instituciones de educación y demás mecanismos de poder del modelo de sociedad, se constituyen en el objetivo de la deconstrucción o como diría el profesor Oscar Aragón “movimiento de transformación cultural y social posmodernistas” donde de manera sutil e imperceptible en la cotidianidad de la mano de los intelectuales orgánicos logran transformar el sentido común y consolidan el proceso de ruptura.
De acuerdo a lo expuesto anteriormente, desde un enfoque psicosocial se puede colegir que la movilización de las resistencias contra la racionalidad y el modelo de capitalismo neoliberal que articulan en redes sociales; movimientos de amplia diversidad, son el producto de profundas mutaciones de los agentes de socialización y de los sujetos constructores de subjetividades colectivas con capacidad de apropiarse de la realidad. Con respecto al proceso enunciado, en el que la construcción de la subjetividad en forma de red y de sujetos múltiples que buscan una transición hacia lo nuevo y una ruptura del orden social, mediante la emancipación, ha sido identificado por parte de algunos intelectuales como De Sousa Santos como “la construcción de subjetividades posmodernas del paradigma emergente”.
Siendo así, se puede exponer que las movilizaciones y la protesta social no corresponden a expresiones espontáneas que van creciendo en el fragor de la lucha callejera, ellas nacen de una labor intelectual y cultural que ha incidido de manera inconsciente en los colectivos difusos, cuyos objetivos no son más que alterar la normalidad, hacer que el gobierno se distancie de la sociedad, la perdida del consenso y la confrontación; haciendo que caiga en la trampa de la coerción que lo conduzca a un estado de crisis estructural.
Finalmente, cabe destacar que un proceso emancipatorio poscolonial como lo concibe Soussa Santos y otros, solo puede suceder de manera radical, lo que hace de las posibilidades de respuestas práctico - políticas ante la protesta radicalizada, algo muy complejo. Porque al fin y al cabo, las peticiones no corresponden a subsanar falencias, pues ellas trascienden hacia las transformaciones radicales de las formas de poder, del modelo económico, ecológico y social.
Conoce más en:
Aragón, A. (2013). La deconstrucción como movimiento de transformación. Ciencia, docencia y tecnología, Vol XXIV, núm. 47, pp. 79-93.
Bell, D. (2006). El advenimiento de la sociedad post-industrial, Alianza Editorial. ISBN: 9788420621494.
Cortés, D & Sierra, A. (2020). Revolución cultural y choque de paradigmas. En: Perspectivas en Derechos Humanos y Derecho Internacional Humanitario para el Ejército Nacional de Colombia. Escuela Militar de Cadetes General José María Córdoba. https://doi.org/10.21830/9789585241459.03.
De Sousa Santos, B. (2018). Construyendo las Epistemologías del Sur : para un pensamiento alternativo de alternativas. Vol, 1. CLACSO y Fundación Rosa de Luxemburgo. Buenos Aires. ISBN 978-987-722-363-7
Núñez, L. (1989). Cultura postmoderna en la sociedad postindustrial. Veintiuno : revista de pensamiento y cultura, N. 2, p. 23-33. Fundación Cánovas del Castillo, ISSN 1131-7736. http://hdl.handle.net/10637/1495